jueves, 4 de agosto de 2011

Besos y besos



                                        Besos  y besos

Pefrito vivía con su abuelo, en una vereda del municipio de Convención; una mañana el abuelo le llamó en una forma diferente; le contó que sus padres realmente, estaban en el cielo y que hoy  él también se iría. Le dijo que le heredaría un secreto que había guardado toda la vida: que cuando estimara necesario, podía lanzar un beso con la boca y con el pensamiento, apretando el ojo izquierdo para  hacer aparecer y el derecho para hacer desaparecer algunas cosas; pero cuando le decía que no sabía cuántas veces….allí dibujó una agradable sonrisa y se fue para el cielo, sin terminar de contarle el secreto.
Pefrito  continuó solo por el mundo y ya casi olvidaba el poder del secreto, cuando vio que desde un lujoso auto se bajaba un señor con aspecto de rico, pero con un rostro de tristeza, pues llevaba en sus brazos una bebé a la que le faltaban: una pierna, un brazo y un ojo….en ese momento Pefrito recordó la confesión del abuelo y sin vacilar llamó al señor y le contó sin saber qué tan verdadera era tal confesión. El señor, que dijo llamarse Raul Vacca de la Vega, le escuchó y varias lágrimas rodaron por el suelo, antes de entregarle unas monedas y decirle con voz llorona: tal vez no sabes que no es bueno ganarse la vida a costa de la desgracia de los demás y se alejó; aunque no tanto como para no escuchar la voz de Pefrito con las monedas en la mano: pero señor….¡¡¡¡nada perdemos con intentarlo!!!! …. Don Raul  sintió desgarrársele el corazón, le miró inquisitivo y regresando le quiso complacer aceptándole la propuesta, pues en ese momento hubiera hecho cualquier cosa por ayudar a su niña. Pefrito lanzó el beso y al apretar el ojo izquierdo….empezó a brotar de las entrañas de la bebé,  el tejido amputado y en cuestión de segundos, su pierna, su brazo y su ojo estaban completamente restaurados. La felicidad de Don Raul se notó en el grito que emanó de su garganta y de su alma….acariciaba a su hija y abrazaba a  Pefrito, con el más grande amor. La noticia se regó como humo multicolor y pronto se reunieron el parque todas las personas que les faltaba algún órgano. Pefrito lanzó su beso y al gueñir el ojo izquierdo, todos fueron restaurados.
Uno de los empleados de Don Raul, sufrió una herida que amenazaba su vida, la sangre emanaba peligrosamente; Pefrito lanzó su beso y al gueñir su ojo derecho, desapareció y fue sano. Al llegar el siguiente domingo, estaban reunidos los vecinos que sufrían de infecciones y/o cosas que les sobraban; Pefrito fue informado y al gueñir el ojo  derecho después de lanzar su beso, restauró a todos. Luego partió hacia un pueblo vecino, con la intención de sanar otras personas; y en el camino observó un águila muy bella….y pensando en llevar una a casa, le lanzó un beso; pero al gueñirle el ojo, no ocurrió nada….no se multiplicó y aunque lo intentó varias veces, solo comprobó que su poder había terminado. Pefrito fue aceptado como hijo en la familia de Don Raul y todos viven felices, comiendo perdices y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
                                                                                          LEMAR.

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